lunes, 17 de noviembre de 2008

La primera lección...




Una novela debe adelgazar... dicen de entrada todos los maestros (recuerdo a Jose Maria Albert de Paco mi mejor y único maestro del Ateneo), uno al oír esta frase se queda atónito, es imposible suprimir una sola linea ni una sola palabra de aquello con lo que has estado luchando los últimos años. Luego aprendes tan rápido a suprimir que incluso el día antes de entrar la novela en maquinas llamas desesperadamente al editor para que suprima alguna que otra frase... Lo mejor que he leído jamas sobre este tema lo relata (uno de mis escritores preferidos) Thomas Bernhard en el libro El malogrado (editorial Alfaguara) hablando de su amigo, el quería publicar una novela, pero no lo logró, porque cambiaba una y otra vez el manuscrito, lo cambio tan a menudo y tanto tiempo que el manuscrito quedó en nada... sólo el título "EL malogradao". Al final es el propio autor quien se atreve a escribir sobre una novela que escribió un amigo suyo y que quedo en nada...